Concurso de Microrrelatos 25′
El undécimo concurso de microrrelatos del Colegio Miramadrid ha estado repleto de historias breves, pero intensas. Los alumnos de ESO, de primero a cuarto, así como los de bachillerato, tuvieron de nuevo la oportunidad de desarrollar sus dotes de narradores, emulando a un Monterroso o una Freire.
Este año, quince alumnos tomaron su pluma -o su Chromebook- y se sumergieron en la página en blanco, sin levantar la cabeza ni para mirar si “el dinosaurio todavía estaba allí”, hasta terminar su obra maestra. Nuestros escritores participaban en dos categorías; una para alumnos de primer ciclo -primero y segundo- y otra para segundo ciclo -tercero, cuarto y Bachillerato-, aunque el nivel ha sido bastante parejo en ambas.
Las microhistorias han versado sobre amor, aventuras, fantasía, problemas sociales, temas de actualidad, terror…, pues los jóvenes autores han conseguido incluir un montón mundos y personajes en las ciento cincuenta palabras que estipulaban las bases del concurso. Los profesores de Lengua de Secundaria lo han tenido muy difícil para determinar quién se merecía el premio a mejor microrrelato.
Fue a finales de mayo cuando nuestra directora, María de los Ángeles Pérez, entregó a Mariona Hurtado de 2º ESO G -la ganadora de primera categoría gracias a Amor imposible– y a Adrián López de 3º ESO E -el ganador de segunda categoría con El noble y el campesino– el ansiado galardón que reconoce sus dotes como narradores. Con los alumnos estaba Maria del Carmen Chica, profesora de Lengua de ambos. Además del codiciado diploma, los ganadores recibieron una tarjeta regalo con la que conseguir nuevas lecturas para su tiempo de ocio.
El cuentista Juan Bosch decía que escribir relatos breves “tiene el premio en su propia realización”, de modo que, aunque suene a tópico, podemos considerar que todos los participantes han ganado algo con esta actividad; participar -de nuevo en palabras del narrador dominicano- en un “arte difícil”, en “una tarea seria y hermosa”.
Nuestras chicas y chicos se han tomado en serio esta tarea y han creado relatos hermosos, que, en muchos casos, solo son la antesala de los que imaginarán el año que viene, porque seguro que ciento cincuenta palabras no han sido suficientes para saciar a nuestros artistas.
Amor imposible
Querido anónimo:
Nuestro amor fue imposible y fugaz. Nunca te volveré a ver, y quizás fue en vano. Cada día que te recuerdo te echo de menos, pero mi corazón debe sanar en paz. Nuestro tiempo juntos fue tan breve, pero ten seguro que aunque miles de kilómetros nos separen, te buscaré en cada canción y en cada amanecer porque tu eres la brújula que me guía. ¿Tú me recuerdas? La respuesta más obvia es que no, pero yo sí, y con pasión, ¿pero cómo se olvida a tu primer amor?
Tus finos cabellos rubios son como un rayo de luz en una niebla intensa y tu ser tan dulce era algo que necesitaba en mi vida. Quiero que tengas una cosa clara; allí donde estés, te quiero, siempre te querré y nunca, nunca te olvidaré, porque tu me sacaste de este agujero negro que había en mi corazón.
Mariona Hurtado
El noble y el campesino
Érase una vez, un pequeño pueblo donde vivía un campesino. Decían que era el hombre más feliz del mundo entero y que nunca le habían oído quejarse pese a no tener dinero. Markus, un rey famoso por tener mucha riqueza, impartir la ley y tener una alucinante belleza, no era feliz. Cuando el rey encontró al campesino le preguntó, ¿cuál es tu secreto para tener esa gran felicidad? El campesino le respondió: “mi secreto es ayudar a los demás. Gracias a esto mis vecinos son mis amigos y mis familiares me aprecian, pues sólo a través de los ojos de alguien amado nuestra vida tiene significado”. El rey cambió de perspectiva y dejó de quejarse de su vida, conoció a muchos amigos, hizo grandes alianzas con sus vecinos, celebró grandes fiestas…, pero sobre todo ayudó a los demás para que se pudieran echar una siesta.
Adrián López